23 marzo 2009

En todas partes y en ninguna

Desde luego Carl Sagan no descubre la pólvora en el siguiente texto, pero ésta me parece una buena disertación acerca de como las competencias de Dios se han ido modificando a lo largo de la historia para amoldarse a las necesidades del hombre.

Hace mucho tiempo, las mejores mentes de la especie humana creían que los planetas estaban sujetos a esferas de cristal, lo que explicaba tanto su movimiento diario como en periodos más largos […] la idea más extendida era que las propulsaban dioses o ángeles, que, de vez en cuando, les daban un pequeño empujón.
La superestructura gravitacional newtoniana sustituyó los ángeles por
GMm/r2, que es un poco más abstracto, y en el curso de esa transformación, dioses y ángeles quedaron relegados a tiempos más remotos y asuntos más complejos.
[…]
Así, a medida que la ciencia avanza, Dios parece tener cada vez menos que hacer. Es un gran universo, desde luego, por lo que Él, Ella o Ello podría estar ocupado provechosamente en muchos sitios. Pero lo que evidentemente ha ocurrido es que ante nuestros propios ojos ha ido apareciendo un Dios de los vacíos; es decir, lo que no somos capaces de explicar se lo atribuimos a Dios. Después, pasado un tiempo, lo explicamos y entonces deja de pertenecer al reino de Dios. Los teólogos lo dejan de lado y pasa a la lista de competencias de la ciencia.
[…] lo que ha sucedido es que Dios ha ido derivando, […] ha ido evolucionando hacia lo que los franceses llaman un roi fainéant –un rey ocioso-, que puso en marcha el universo, fijo las leyes de la naturaleza y luego se retiró o se fue a otra parte.


Después de leer este párrafo del libro "La diversidad de la ciencia, una visión personal de la búsqueda de Dios" de Carl Sagan, he llegado que Dios, de llegar a existir, sería español


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